Este ya sí que va a ser el último festival del año, porque pensábamos ir a ver a
Vive la Fete al
Pura Vida, pero al final no van a estar. Así que a partir de ahora conciertos de los de toda la vida.
Con respecto al
Weekend Dance os hago un resumen:
Hernan Cattaneo, o cómo el tech house y el deep house me siguen sonando aburrido y epatante.
Cedric Gervais, un tipo que se rumoreaba que para la media hora que pinchó cobró una pasta. No lo entiendo. Subidones de toda la vida y poco más.
Deep dish decepcionantes, uno de los que llevaban toda la sesión en su
powerbook, pincharon enfadaos; uno primero, otro después. Primeros que usaron como sample el
What the fuck de
Fat Boy Slim.
Los segundos que lo usaron fueron los
Digitalism, que para mi fue de las pocas cosas con las que disfruté. Otros que llaman
live al powerbook, pero al menos disparaban efectos, cantaban y daban color con una batería electrónica en directo. Muy divertidos.
Se lleva el blanco, y los
Soulwax así lo demuestran saliendo todos níveos al escenario con un directo -ahora sí- impresionante. Fueron el núcleo más analógico del festival, junto con
Massive Attack. ¿Qué voy a decir de ellos? Que genial, esas luces disparando mensajes para la conciencia, ese sonido inconfundible -a pesar de que sonaron como el culo-. Lo peor para los pedofas, bakalas y otra calaña era confundir un festival de electrónica con
¡xixa, xixa! y verlos rayaos y centrifugando mandíbulas echando pestes mientras sonaban estos. En fin...
Menos mal que esperaron poco, porque justo después entró
Vitalic (otro con el rollo del
live, supongo que se referirán al software de Ableton). No digo nada de su sesión porque fue la misma que la del
Electrosonic y la de... y la de...
Faithless tampoco estuvieron mal, rollo love y mezclas de sintes progresivos con base y mensaje house.
Llegaron los
2manydjs, los gamberros de los secuenciadores, que a mi me encantan, brutos y graciosos, sampleando todo lo que pillan, cambiando de registro; de un Soulwax oscuro y serio a esto, echo para la risa y el baile.
Y para nosotros se acaba este festival con
Sven Väth, que encantó a unos y horrorizó a otros. A mi me gustó y bastante con ese rollo abstracto, porque me temía al Sven trancero, pero no.
El sitio, bien, aunque desde las 12 ya no te podías mover. Barras y baños, bien.
La peña, mal. Se cargaron los asientos de las gradas.
Y eso es to, eso es to, eso es todo, amigos!