21/4/08

El enamorado no es un pensador creativo

"Recientemente se ha comprobado que los cientificos son más sistematizadores y los artistas más empatizadores. Un artista como Picasso intentaba comunicar su visión a los demás mediante su pintura y Newton se comunicaba con la naturaleza inerte y la busqueda de sistemas. La novedad radica que se está comprobando que el porcentaje de creativos en el mundo del arte es mayor que en la comunidad científica. ¿Por qué? La respuesta tiene que ver con unos circuitos cerebrales que neurólogo ingles Mark Lythgoe llama inhibidores latentes. Cuando se activan esos circuitos tendemos a filtrar y hasta eliminar toda la información o ruido ajenos a la tarea que se está ejecutando: leer un libro en un tren de cercanías abarrotado de gente, bajar el correo electrónico, escalar una montaña, o hacer el amor. Esos inhibidores latentes han permitido focalizar la atención en una tarea en detrimento de lo aparentemente arrelevante, garantizando con ello la supervivencia de una persona o una idea en un momento dado.
Son unos circuitos cerebrales fabulosos para sobrevivir pero -y éste es el nuevo y sorprendente hallazgo- son incompatibles con el pensamiento creativo. Los artistas son, en promedio, más creativos que los científicos, simplemente porque no les funcionan bien los inhibidores latentes. En lugar de concentrarse en el objeto de su investigación, sabiendo cada vez más de menos hasta saberlo todo de nada -como decía Karl Marx de los monetaristas-, los artistas mantienen la mente abierta al vendaval de ideas, conscientes las unas y enloquecidas otras, que les llegan del mundo exterior. No logran focalizar toda su atención en un solo tema, como hacen los científicos.

Ahora resulta que el pensamiento creativo necesita de este vendaval. Es muy fácil leer un libro en el tren cuando los inhibidores latentes funcionan bien. Todo lo que no conviene o es irrelevante no hace mella; ni el ruido ni el pensamiento de los demás. Pero con este tipo de inhibidores es sumamente difícil ser creativo. La creatividad requiere una apertura constante de espíritu y confianza en las ideas y opiniones de los demás, de todo lo que flota alrededor, que dificilmente puede darse cuando los inhibidores no tienen imperfecciones flagrantes. Sólo cuando fallan se puede ser creativo.
En la persona enamorada -obcecada en el ser amado-, el mecanismo de sus inhibidores latentes parece funcionar a la perfección. Son herméticos. Aíslan hasta tal punto del mundo exterior la atención del sujeto que nada puede interferir con la devoción al ser imaginado. De ahí a deducir que el enamoramiento no es la condición óptima para el pensamiento creativo no hay más que un paso; un paso que la historia de los grandes amores tendría que probar.
Mi consejo no es tanto esforzarse en ser creativos -se podrá o no incidir en nuestra estructura cerebral-, como en saber distinguir entre el pensamiento creativo y el que no lo es en los demás. Desconfiemos o seamos compasivos, según los casos, de todos aquellos que, como los enamorados, atraviesan un periodo en que funcionan perfectamente los mecanismos de inhibidores latentes neurológicos. Y confiemos en aquellos cuyos defectos les permiten atender a los sentimientos de los otros, intereses, realidades, quimeras; así como desatender -por lo menos durante un rato- lo que es fruto exclusivo de las ambiciones o ideas de uno mismo..." Eduardo Punset - El viaje al amor.